El presente libro de Juli Carson no
sólo compendia un conjunto de artículos que, en sentido estricto,
permiten hablar de una estética psicoanalítica, sino que corrige y salva
los extravíos de algunos de sus precedentes angloamericanos. Menos
ambiciosa –es decir, menos proclive a hacer del psicoanálisis una Weltanschauung–
y, por eso mismo, más atenta a los detalles, la autora se sirve del
psicoanálisis como método de investigación (no otra cosa nos enseñó
Freud) de obras de arte visual. En sus páginas conviven los desarrollos
lacanianos sobre la mirada junto con algunas referencias
post-estructuralistas (Barthes) y de la llamada "estética crítica"
(Benjamin, Adorno). Su lucidez radica en no retroceder frente al arte de
su tiempo, como un modo de cernir el horizonte estético de la
subjetividad de nuestra época.
La teoría del objeto a es
el aporte específico de Lacan a una estética posible. En nuestro país,
Masotta fue el primero en advertir cuán prolífico era investigar en el
campo del arte visual con el psicoanálisis como herramienta conceptual,
sin recaer en un psicoanálisis aplicado o psicoanálisis del arte. Los artículos de Carson continúan ese designio.