Ulloa, Fernando (Del Zorzal, 2012).
Salud ele-Mental con toda la mar detrás recorre, por momentos “hablando al azar de la memoria y sus vicisitudes”, conceptos claves de la psicología social como la Numerosidad Social, entre otros, al tiempo que propone una reconceptualización de la salud mental, desde (mejor dicho, con) la propia voz de su autor.
Fernando Ulloa nos dejó en estas páginas no sólo parte de su vasta experiencia como “operador en la producción de salud mental”, sino también muchas de sus percepciones sobre temas que trascienden el campo de la psicología, del cual es considerado nada menos que uno de sus precursores en nuestro país.
Leer fragmento publicado en Suplemento Psicología de Página 12, del 12 de julio de 2012:
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Fernando Ulloa nos dejó en estas páginas no sólo parte de su vasta experiencia como “operador en la producción de salud mental”, sino también muchas de sus percepciones sobre temas que trascienden el campo de la psicología, del cual es considerado nada menos que uno de sus precursores en nuestro país.
Leer fragmento publicado en Suplemento Psicología de Página 12, del 12 de julio de 2012:
El saber curioso y el saber cruel
El legado conceptual de Fernando Ulloa se acrecienta
con la reciente publicación de estos textos póstumos: en ellos
relaciona la búsqueda del poder, en Nietzsche, con la de la felicidad,
en Aristóteles; cita la fórmula desarrollada por una mujer mapuche;
vuelve sobre el enigma de la crueldad y discierne dos formas muy
distintas de saber. Todo, en el marco de “inscribir plenamente la salud
mental en el campo de la cultura”.
Por Fernando Ulloa *
Nietzsche
escribió: “El hombre no busca la felicidad, busca el poder”.
Curiosamente, la concepción del poder en la que se afirma el por
entonces joven filósofo traza una propuesta de felicidad, la de vencer
los obstáculos personales que impiden quererse a sí mismo. Por esos
tiempos en que afirmaba sus ideas sobre el poder, Nietzsche sufría por
una dama que no le otorgaba su amor; quizá fue por eso que llegó a negar
la felicidad como búsqueda humana. En acuerdo con esa propuesta, tiene
poder quien logra vencer los obstáculos personales que le impiden
quererse a sí mismo, un poder que no resulta opresivo ni para sí ni para
el otro. La palabra übermenschlich figuraba entre paréntesis en aquel
texto en su valor de adjetivo. En lengua alemana reenvía a un sujeto
humano sin faltas morales, con coraje y fuerzas para trascender a través
de los hechos (debo este conocimiento a Amalia Baumgart y su lengua
alemana); quizá porque tales cualidades parecían sugerir aquellas del
hombre nuevo del futuro, esa palabra vino a designar al superhombre: ya
el joven filósofo había quedado atrás.
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