Graves, Robert (Tusquets, 2010).
Robert Graves, el célebre autor de Yo, Claudio o La hija de Homero, pone
al alcance de todos, jóvenes y mayores, los mitos griegos,
imprescindibles para comprender no sólo la civilización griega y aun la
romana, sino también para disfrutar en toda su riqueza del arte y la
cultura occidentales. Las entretenidas historias protagonizadas por
dioses como Zeus, Hera, Hermes o Poseidón, o por héroes como Heracles y
Perseo, se trasforman, gracias a la maestría de Graves, en ágiles
relatos llenos de sabiduría, en ocasiones hilarantes, en una obra
destinada a acercar a los lectores a seres tan fascinantes como el
caballo alado Pegaso, la hermosa Andrómeda, el cazador Orión o el
centauro Quirón, y deleitarse con narraciones como las de los Siete
contra Tebas, Leda y el cisne, Orfeo y Eurídice, o las orejas del rey
Midas.
Graves nació en Wimbledon, Londres, en 1895, y murió en 1985 en Deià, Mallorca, donde residía desde hacía cuarenta años. Luchó en la primera guerra mundial, donde fue gravemente herido –relató sus experiencias en Adiós a todo eso (1929)–, estudió en Oxford y fue profesor de literatura inglesa en la universidad de El Cairo. En 1929 se estableció en la población de Deià. Al estallar la segunda guerra mundial, tuvo que abandonar la isla, adonde regresó al acabar la contienda. A lo largo de su vida, simultaneó la escritura de poesía con la de ensayos poético-antropológicos, como La diosa blanca (1948), y novelas históricas, como Yo, Claudio (1934) y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina (1943), que gozaron de gran éxito y dieron pie a una célebre serie televisiva. Fue también un estudioso de la mitología hebrea, sobre la que escribió, en colaboración con Raphael Patai, Los mitos hebreos (1964), y la mitología griega, de la que es una buena muestra el volumen Dioses y héroes de la antigua Grecia (1961).
Graves nació en Wimbledon, Londres, en 1895, y murió en 1985 en Deià, Mallorca, donde residía desde hacía cuarenta años. Luchó en la primera guerra mundial, donde fue gravemente herido –relató sus experiencias en Adiós a todo eso (1929)–, estudió en Oxford y fue profesor de literatura inglesa en la universidad de El Cairo. En 1929 se estableció en la población de Deià. Al estallar la segunda guerra mundial, tuvo que abandonar la isla, adonde regresó al acabar la contienda. A lo largo de su vida, simultaneó la escritura de poesía con la de ensayos poético-antropológicos, como La diosa blanca (1948), y novelas históricas, como Yo, Claudio (1934) y Claudio, el dios, y su esposa Mesalina (1943), que gozaron de gran éxito y dieron pie a una célebre serie televisiva. Fue también un estudioso de la mitología hebrea, sobre la que escribió, en colaboración con Raphael Patai, Los mitos hebreos (1964), y la mitología griega, de la que es una buena muestra el volumen Dioses y héroes de la antigua Grecia (1961).