Bauman, Zygmunt (Siglo XXI, 2011).
En la posmodernidad, el comportamiento ético correcto, antes único e
indivisible, comienza a resquebrajarse. Ahora un acto puede ser evaluado
como “razonable desde el punto de vista económico”, “estéticamente
agradable”, “moralmente adecuado”. Las acciones pueden ser correctas en
un sentido y equivocadas en otro. ¿Qué acción debería medirse conforme a
un criterio determinado? Y si se aplican diversos criterios, ¿cuál
deberá tener prioridad?
La agenda moral de nuestros días abunda en asuntos que los estudiosos
de temas éticos del pasado apenas tocaron, ya que entonces no se
articulaban como parte de la experiencia humana. Basta mencionar, en el
plano de la vida cotidiana, los diversos problemas morales que surgen de
las novedosas relaciones de pareja, sexualidad y relaciones familiares,
notorias por su indeterminación institucional, flexibilidad y
fragilidad; o bien la gran cantidad de tradiciones que sobreviven, han
resucitado o se inventaron para disputarse la lealtad de los individuos y
reclamar autoridad para guiar la conducta. Y, en el trasfondo, el
contexto global de la vida contemporánea presenta riesgos de una
magnitud insospechada, en verdad catastrófica: genocidios, invasiones,
“guerras justas”, fundamentalismo de mercado, pogromos, terror de Estado
o de credo.
Zygmunt Bauman aborda la maraña de experiencias en la que se forma la
perspectiva específicamente posmoderna de los fenómenos morales sin la
intención de establecer una jerarquía acordada de normas y valores. Pero
si no cabe esperar de Ética posmoderna un código ético absoluto o
universal, tampoco el vaticinio de ningún “crepúsculo del deber” o un
“debacle de la ética”. Por el contrario, una esperanza recorre este
libro: que puedan hacerse visibles las fuentes de fuerza moral ocultas
en la filosofía ética y en la práctica política de la modernidad. Como
resultado, las posibilidades de “moralización” de la vida social
podrían, quizá, mejorarse.