El motivo de Antígona recorre como una corriente profunda y de arrolladora vitalidad las obras de los más destacados pensadores contemporáneos (Hegel, Kierkegaard, Heidegger, Zambrano), inspira innumerables recreaciones literarias (en la Argentina: Marechal, Gambaro, Peltzer, Campanella, Huertas) y de las ciencias sociales (Lacan, Castoriadis), por citar sólo algunos nombres.
El “giro temporal” que da nacimiento a nuestra época se opera de acuerdo con el paradigma de Antígona. Ello implica la renovación del pensar por medio de un cambio de categorías que pivotea en torno de la de “relación”. Antígona es el mito trágico, destacado por la “nueva mitología” del romanticismo y del idealismo tempranos, con mayor incidencia en el “nuevo pensar”. Su núcleo trágico podría condensarse en la alternancia entre el desgarro y el amor unificante de una relación primaria. Es disolvente de las unificaciones prematuras. Contrapone al paraíso perdido por la violencia, un paraíso prometido del reconocimiento mutuo en una comunidad de hermanos y proyectado desde la libertad creadora desplegada por el arte.
El “giro temporal” que da nacimiento a nuestra época se opera de acuerdo con el paradigma de Antígona. Ello implica la renovación del pensar por medio de un cambio de categorías que pivotea en torno de la de “relación”. Antígona es el mito trágico, destacado por la “nueva mitología” del romanticismo y del idealismo tempranos, con mayor incidencia en el “nuevo pensar”. Su núcleo trágico podría condensarse en la alternancia entre el desgarro y el amor unificante de una relación primaria. Es disolvente de las unificaciones prematuras. Contrapone al paraíso perdido por la violencia, un paraíso prometido del reconocimiento mutuo en una comunidad de hermanos y proyectado desde la libertad creadora desplegada por el arte.