Tin, Louis-Georges (Cuenco de plata, 2012). Traducción: Lil Sclavo
El mundo que nos rodea está gobernado por el imaginario de la pareja heterosexual. Se trata de un imperio invisible que da por descontado su carácter “natural”, y que los cuentos infantiles, las revistas, el cine y la televisión, la publicidad y las canciones populares no hacen sino remarcar.
Louis-Georges Tin muestra que no siempre la pareja hombre-mujer ocupó ese lugar de privilegio en las representaciones culturales. En Occidente, esta jerarquización se inició en siglo XII con el desarrollo del amor cortés. Pero los sectores dominantes –la iglesia, la nobleza, y posteriormente la medicina– no cesaron de desarrollar estrategias de resistencia; antes de convertirse en norma, la pareja hombre-mujer fue largamente cuestionada. En conclusión, el autor nos invita a sacar la heterosexualidad del “orden de la Naturaleza” y hacerla ingresar en el “orden del Tiempo”, es decir de la Historia.
“¿Qué sería pues el hombre apuntando a la mujer? Más que la heterosexualidad, yo lo llamaría, junto con Louis-Georges Tin, el heterosexismo. (...) En el libro de Louis-Georges Tin habría quedado demostrado que “esta cultura heterosexual emergía en Occidente hacia el siglo XII”, pero sobre todo que esta nueva elaboración se debió a la ética cortés, que sustituyó el paradigma hombre/hombre por el de hombre/dama; una cultura de la heterosexualidad venía a ocupar el lugar de una cultura de la homosocialidad.” Jean Allouch, El amor Lacan.
Louis-Georges Tin muestra que no siempre la pareja hombre-mujer ocupó ese lugar de privilegio en las representaciones culturales. En Occidente, esta jerarquización se inició en siglo XII con el desarrollo del amor cortés. Pero los sectores dominantes –la iglesia, la nobleza, y posteriormente la medicina– no cesaron de desarrollar estrategias de resistencia; antes de convertirse en norma, la pareja hombre-mujer fue largamente cuestionada. En conclusión, el autor nos invita a sacar la heterosexualidad del “orden de la Naturaleza” y hacerla ingresar en el “orden del Tiempo”, es decir de la Historia.
“¿Qué sería pues el hombre apuntando a la mujer? Más que la heterosexualidad, yo lo llamaría, junto con Louis-Georges Tin, el heterosexismo. (...) En el libro de Louis-Georges Tin habría quedado demostrado que “esta cultura heterosexual emergía en Occidente hacia el siglo XII”, pero sobre todo que esta nueva elaboración se debió a la ética cortés, que sustituyó el paradigma hombre/hombre por el de hombre/dama; una cultura de la heterosexualidad venía a ocupar el lugar de una cultura de la homosocialidad.” Jean Allouch, El amor Lacan.
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“Homosociales” en el Medioevo
El autor diferencia entre la conducta heterosexual y “el carácter heterosexual de la organización social”. Así, sostiene que en la Edad Media, más allá de los comportamientos en el sexo, primaba una “homosocialidad”, donde el “amor normal” se daba entre varones y “las mujeres se mantenían al margen y contaban poco”; la sociedad heterosexual nació recién en el siglo XII, con el “amor cortés”.
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