La experiencia con el cuerpo de la madre fue sustituida por un cuerpo de palabras, acariciadas en la poesía, cortadas por el filo de la razón patriarcal en la metafísica y en la reflexión teórica a la que siempre esa otra dimensión le falta. Las cualidades sensibles y ensoñadas de la madre se han travestido y convertido en cualidades espectrales de los conceptos puramente "simbólicos" del pensamiento. Lo absoluto del sin tiempo materno se ha metamorfoseado en el absoluto eternamente abstracto de esos conceptos. Y para decirlo en pocas palabras: ¿ustedes creen que podemos seguir pensando -y viviendo- sin caer en la cuenta que la castración, de la cual se dice que nos habilita a la vida como seres pensantes, no fue entonces solamente simbólica, que por el contrario nos marcó el cuerpo y que, quizás por eso, nuestra palabra ha quedado tan flácida? ¿Y por eso algunos filósofos a la moda que se las saben todas acudan nuevamente a llamarla "viril" para ocultarlo?