«Las obras del amor» conforman una colección de
«discursos edificantes», para Kierkegaard, la más alta forma del
diálogo puro entre individuos. Publicada en las últimas semanas de 1847,
esta obra intenta la aventura temeraria de explorar directamente la
naturaleza esencial de lo cristiano. Páginas llenas de finura, belleza,
densidad, veracidad y humor.
Kierkegaard parte del único presupuesto posible: Dios como amor
absoluto. La única empresa que supera por principio infinitamente las
fuerzas humanas es la aprehensión adecuada de la esencia del amor. Pero
justamente por la virtud de esta trascendencia no hay relación
existencial humana que esté del todo desprendida del ámbito del amor.
Tratar de cualquiera de los acontecimientos que suceden en nuestra
existencia es introducirse en una intrincada e infinita fenomenología de
las obras del amor y de las respuestas humanas a ellas.