26 de febrero de 2013

"La comunidad ilusoria"

 Augé, Marc (Gedisa, 2013).
La noción de comunidad es hoy en día puesta a todas las salsas. Sin embargo, el destino de que provee a sus individuos mide el grado de democracia de una sociedad. Ningún individuo puede definirse por una sola pertenencia “comunitaria”. Identidad y alteridad están íntimamente ligadas. Pero el individuo es el referente absoluto a partir del cual pueden comprenderse la realidad de las fronteras y la necesidad de las relaciones. Una frontera no es una barrera, sino un umbral; entre individuos, entre colectividades, entre lenguas existen fronteras sutiles cuyo aprendizaje permite reconocerse sin alienarse. Este texto aboga por un existencialismo político para el que la idea de comunidad y de bien común no existe más que en el estado de proyecto. Postula que toda la educación digna de este nombre debería tener por ideal no el enfrentamiento con una sola tradición sino el cruce de fronteras y de culturas.

18 de febrero de 2013

"Psicosis, perversión, neurosis. La lectura de Jacques Lacan"

 Philippe Julien (Amorrortu, 2012).
Contra la nomenclatura psiquiátrica oficial, que define la psicosis, la perversión y la neurosis con características fijas y establecidas, como si se tratara de cuadros al margen del tiempo y del sujeto, la novedad de la enseñanza de Lacan consistió en descubrir en ellas una significación muy distinta, una significación subvertida, no para olvidarlas sino para repensarlas en la interpretación analítica y sus tres dimensiones: simbólica, real, imaginaria.
¿No designa acaso la psicosis lo que puede sucedernos a todos y cada uno de nosotros, puesto que los deseos son, concretamente hablando, locos? ¿No caracteriza la perversión a la sexualidad como tal, en vez de ser un componente maligno y nocivo —y que por lo tanto es necesario erradicar— de un acto presuntamente justo y bueno?¿Puede aún la neurosis, por su parte, calificar a la histeria, que transgrede las identificaciones normativas con la femineidad o la virilidad? Por último, ¿no puede extraer el psicoanálisis una enseñanza del testimonio de artistas como James Joyce, Marguerite Duras, Camille Claudel, André Gide o Henry de Montherlant?
He aquí cuestiones que, junto con el examen del campo institucional del psicoanálisis lacaniano y de las relaciones necesarias de la disciplina con la civilización científica y tecnológica y el sujeto de la ciencia, componen una obra que, con brevedad, concisión y rigor, combina inteligentemente «clasicismo» y renovación.